CONDUCTORES DESAPRENSIVOS Y CARENCIA DE CONTROLES, YA EMPEZARON A DESTRUIR LA RUTA 26

A pesar que la reconstrucción de la ruta provincial Nº 26 no ha sido terminada totalmente, los conductores desaprensivos, esos que no saben tener conducta dentro de las posibilidades que les da el libre albedrío, y que no hay quién los sancione por ello, están empezando a destruirla.
Ver camiones cargados más allá del peso máximo que pueden transportar, lanzados a 80 kilómetros por hora en la ruta 26 es algo común, la mayoría de estos vehículos que toman esta ruta provincial para empalmar con la ruta nacional 8 lo hacen para evitar el pago del peaje en la Panamericana y acá la práctica del pesaje ya no existe.
El exceso de velocidad y adelantarse a otros vehículos a pesar de las franjas amarillas es cuestión de rutina. Lo triste es cuando un usuario que cumple con las leyes y ordenanzas pierde la vida o sufre un daño menor por esta clase de energúmenos infractores.
Cuatro, de cada diez vehículos que circulan por la ruta 26, esquivan los retardadores de velocidad y pasan sobre la bicisenda donde el asfalto es más débil. Sobre esto ya hubo una publicación anterior previniendo lo que iba a pasar, ahora, en las fotografías que ilustran esta crónica se pueden ver los baches que han provocado y a un auto que hace esta peligrosa y destructiva maniobra.
Puede ser que alguien ilustre a las autoridades respecto al contenido del artículo 103º inc. 4º del Código de Tránsito de la Provincia de Buenos Aires que prohíbe la existencia de vendedores y extensiones de comercios a la vera de caminos como la ruta 26, y de las obligaciones de los frentistas, el texto es claro y categórico: ”… deberá ser removida con decomiso de productos e instalaciones…”.
Sobre la distancia que deben estar instaladas las paradas de colectivos del paso ferrovial no vale la pena decir nada, lo que está hecho está mal y en ese aspecto la Ley 11.430 es clara y terminante.
Que el intendente Sandro Guzmán se haya matado haciendo gestiones para que la ruta esté en condiciones de ser transitada no es compatible con el comportamiento de algunos usuarios y de los inspectores municipales que nunca están y cuando aparecen son la viva imagen de los tres monitos… El sordo, el mudo y el ciego.
La inquietud de la gente está instalada.